Florencio Varela


"Si nosotros desabastecíamos al país nos fusilaban"

El líder del Movimiento de Trabajadores Desocupados “Aníbal Verón”, Juan Cruz Daffunchio, adelantó la participación de la organización en la aplicación del plan “Ahí”, en Florencio Varela, para revertir los focos de pobreza extrema. “No dimos un cheque en blanco”, aclara, pero sostiene que al actual modelo de país “hay que apoyarlo y defenderlo de los sectores más económicos de la economía”.
Además, propone el debate de la clase media –“tuvo una actitud inmoral”, durante el conflicto de los grandes productores rurales-, para lograr impulsar políticas de industrialización que generen empleos; y dice que “la histeria capitalista” y “la timba financiera” no preocupan a los más humildes.

“Para lograr mayor calidad de vida, debemos recuperar esa capacidad industrial que teníamos hace mas de 50 años, de lo contrario, vamos a ser un país oligarca, productor de cereales y carne, donde solo ganan los dueños de la tierra”.

- ¿Cuál fue el motivo de su presencia en el acto de entrega de semillas que hizo la Municipalidad?

- Fui invitado por (el intendente) Julio Pereyra, pero más allá de esta propuesta (el impulso de las huertas) que repara un poco la economía doméstica de los hogares, a través del trabajo de la tierra, que no hay que perder, estamos aunando esfuerzos para combatir la pobreza. Esta es la coincidencia que alcanzamos con el municipio.

- Específicamente, ¿cuál es la propuesta?

- Vamos a trabajar sobre lo que técnicamente se llama el núcleo duro de la pobreza, mediante el programa “Ahí”, que implementó el Gobierno Nacional. La desocupación bajó, ya sea con trabajo formal o en negro, pero quedan sectores que todavía no lograron reinsertarse al mercado laboral, después de décadas de desguace del Estado y de generaciones de familias que no tuvieron trabajo. Ese es el núcleo duro, un desafío de estos tiempos, que requiere aunar esfuerzos, para mejorar el nivel de vida de toda esa gente.

- ¿Se puede revertir efectivamente la situación de esas familias más postergadas?

- Es difícil, pero no imposible. Depende de dos grandes cuestiones. Por un lado, continuar por lo menos 15 años más, con este rumbo (cualquier país del mundo, para estabilizarse, tuvo, por décadas, el mimo modelo. En la Argentina, estamos cuatro u ocho años para un lado y luego cuatro u ocho años para otro, por culpa de las políticas ortodoxas neoliberales, que siempre terminan favoreciendo a las clases más acomodadas del país, en detrimento de los más pobres. Por eso, para combatir el núcleo duro de la pobreza, se inició un camino que hay que sostenerlo y defenderlo). Es fundamental esto, porque si este modelo de producción y trabajo es abortado –hay sectores muy importantes de la economía neoliberal que quieren volver a ese pasado-, es imposible combatir ese núcleo duro, y vamos a volver a épocas de crisis. Por otro lado, es fundamental el rol de los dirigentes gubernamentales y sociales. En eso encontramos una muy buena coincidencia con el gobierno municipal, para trabajar codo a codo para solucionar los problemas de la gente, con el desarrollo de cooperativas de trabajo, cursos de capacitación laboral, apoyo escolar, la salud, y solucionar problemas de saneamiento. Es decir, estar en el barrio y atacar los principales problemas.

- ¿Cuál es la posición del Movimiento que representa, respecto a las causas de las problemáticas a resolver?

- Todo tiene que ver con un modelo de país. En los ’90, (Carlos) Menem coronó el desguace del país y del Estado, pero el proceso se inició mucho tiempo atrás y está vinculado a la caída del gobierno peronista y la dictadura militar (1976-1983) que aplicó el terrorismo de Estado para imponer un modelo económico. (Raúl) Alfonsín intentó ir para otro lado, pero todos sabemos cómo fue tratado y cómo terminó. El Gobierno de (Fernando) De la Rúa continuó lo que hizo el menemismo. Recién en el 2003, se empieza a caminar hacia otro lado, y es lo que hay que sostener, porque es muy prematuro todavía.

- Teniendo en cuenta la tarea que harán con el Estado, ¿avizora diferencias que perjudiquen la avanzada contra la pobreza?

- Estamos trabajando en coincidencias, en esta etapa. Y para entender esto, el conflicto con el campo es una muestra muy interesante. El debate por las retenciones demostró que el único proyecto progresista que puede haber en este país, y que se puede denominar revolucionario, es este proceso actual. Instaurar un modelo policlasista en Argentina, donde realmente exista articulación entre el trabajo y el capital, con distribución del ingreso entre el capitalista y los trabajadores, es una actitud revolucionaria. Con lo del campo, vimos el estado de conciencia de la sociedad, donde la clase media tuvo una actitud inmoral.

- ¿Por qué?

- Porque cuando los trabajadores desocupados salíamos a la calle a pedir trabajo, la clase media pedía represión y nos trataba de vagos y delincuentes. Cuando les tocaron el bolsillo, fueron mucho mas radicalizados que nosotros. Cuando les empezaron a devolver los ahorros, se tranquilizaron y se diferenciaron de la lucha popular. Con lo del campo, la clase media, que es la que más acomodada está, es la que más se quejó con las cacerolas. Esto demuestra que tenemos una sociedad compleja, con clase media intolerante que impide el avance a un proceso más popular. Por eso es necesario dar un profundo debate en el país en este sentido, donde la clase media debe hacer una evaluación moral de su postura individualista y xenofóbica. Estimamos que a nosotros nos hubieran fusilado o caíamos presos por sediciosos si nos metíamos con la carne o la leche y desabastecíamos al país en medio de la crisis de 2.000, 2.001, 2.002. Sin embargo, esta gente, con sus cuatro por cuatro, no salió a discutir lo que les falta, sino que no quieren repartir lo que les sobra; y la clase media los salió a aplaudir. Este es el gran debate político-ideológico que hay que dar en la sociedad para que este modelo se profundice. No estamos en el mejor de los mundos, no dimos un cheque en blanco, pero a este modelo que empezó Cristina (Fernández) –la primera etapa que empezó en 2.003 fue de consolidación de las instituciones y de robustecer el país-, hay que defenderlo y apoyarlo.

- ¿Se necesita mas solidaridad?

- La realidad es cruel. Lo del campo demostró que a este país y a ese sector de la sociedad (la clase media) le falta solidaridad. Los sectores mas concentrados de la economía, nunca van a ser solidarios. El debate gira en torno de la clase media y los sectores populares. Y este es el momento de dar esta discusión. No puede ser que alguien que cobre 150 pesos apoye a quien tiene 200 hectáreas de campo y, al alquilarlas, y sin trabajar, cobra 13 mil pesos por mes y, encima, sale a cortar rutas. Estamos en un país complicado. El que viene de afuera, no lo entiende. Cuando la derecha se siente atacada, sale con un lenguaje de izquierda: se acuerda de los pobres, del Federalismo, del grito de Alcorta, de la Patria. Y así, hay sectores de la izquierda que terminan siendo funcionales a la derecha. El peronismo intentó hacer la síntesis nacional, pero lo derrocaron.
El campo es un sector productivo muy importante, pero no es el único. A este país hay que agregarle industrias, de lo contrario, vamos a ser siempre un país oligarca, productor de cereales y carne, donde solo ganan los que tienen la tierra.

- Como el que instauró la Generación del ´80…

- Exacto. Pero hay que tener en cuenta, que el concepto de oligarquía va mas allá de la cantidad de campos que se tengan. Es una cuestión ideológica. Este país fue oligarca desde su creación y, así, el chacarero piensa que es el único que trabaja. Y eso los hace reaccionar cuando sienten amenazada su renta. Este es el pensamiento que volteó gobiernos, impuso dictaduras y atentó a estados de bienestar social. Pasó en el ´30, en el ´43, en el ´55, en el ´76 y en el ‘90.


“¿Qué le importa a un compañero lo que pasa en Wall Street?”

- ¿La amenaza de una recesión global, pone en riesgo el modelo?

- En esto, hay mucha histeria capitalista que se contagia desde los medios de comunicación nacionales y mundiales que están, de alguna manera, con esta timba financiera internacional. Hay una crisis muy importante; es severa, es verdad, pero es muy difícil que afecte la situación en la que se encuentra Argentina. No se puede asegurar que no va a pasar nada, hay que estar alerta, pero tampoco hay que vivirlo con el dramatismo que se transmite. La crisis demuestra cómo se desplomó un modelo, un discurso. En Argentina se armó un escándalo cuando el Estado intentó meterse en la renta extraordinaria de los sectores acomodados, mientras que ahora, en Estados Unidos y en los países más importantes del mundo, salen a comprar deuda ilícita y privada y a salvar bancos que hicieron un zafarrancho prestando mas dinero del que tenían. Un escándalo.

- ¿El entendimiento entre distintos sectores del país influirá para atenuar un eventual cambio de la economía mundial?

- Exactamente. No estamos como en 1.999 o en el 2.000, ni económica ni financieramente. Si una crisis internacional nos toma como en ese entonces, dependiendo solamente del crédito externo para vivir, obviamente el país entrará en crisis. La economía está globalizada, si, pero con un Estado solvente y con caja, hay mas chances de sobrevivir. Por otro lado, hay cosas de esta histeria capitalista que no llegan a la economía doméstica. Por ejemplo, ¿que le afecta a un compañero que cobra miserables 150 pesos que la bolsa de Wall Street se desplome? Al contrario, quizá tenga más chances de progresar. El problema lo tienen los que apostaron a la timba financiera. Los compañeros de los barrios no preguntan qué pasa con Wall Street. Sus inquietudes tienen que ver con la recolección de leña; el trabajo; si aumentan los planes; como ayudar a un compañero que se le incendio la casa; o los emprendimientos productivos.

Nota: El plan “Ahí”: La iniciativa tiene por objetivo profundizar la intervención en los núcleos duros de la pobreza, ampliando la presencia del Estado en el territorio, creando acceso y rescatando las redes e identidades locales. Se promueve el desarrollo social y humano de las personas, con el efectivo cumplimiento de derechos sociales como la educación, la salud comunitaria, el trabajo, la vivienda, la cultura, la recreación y el acceso a servicios públicos de infraestructuras esenciales. Para su aplicación, se trabajará estableciendo cuatro polos de intervención: organización social; productivo y de servicios; prestaciones y servicios; e infraestructura y equipamiento social.

 
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